El 89% de las discusiones se ganan nombrando el número de una ley

Estudios recientes de la Universidad de Hofmann aseguran que en cualquier intercambio de argumentos, la referencia al número de una ley, sea este real o no, da la razón a quien la formula, terminando consecuentemente el conflicto de ideas, con saldo favorable a su posición.
La investigación fue llevada a cabo en el marco de la XXXVIXOOORLSSSLDF Convención Mundial de Termología, en la que se dieron cita participantes con posiciones antagónicas en todo tipo de temáticas. El método aplicado consistió en que uno de los polemistas fuera instruido para nombrar el número de una ley y acto seguido se monitoreaban las reacciones del otro. Así, se laudaron los más diversos asuntos: desde «Cuba Sí, Cuba No» hasta «repasador o papel de cocina», pasando por «primero shampoo o primero jabón», «energía eólica o energía solar» y «darle un derivado de la tarjeta de débito a tu pareja o no».
La conclusión fue que en el 89% de los casos, la referencia a una ley no hacía otra cosa que inclinar el tête à tête para el lado de quien la formulaba: «es un argumento prácticamente irrefutable… el Derecho es lo que tiene, es un monstruo grande y pisa fuerte», dijo el experto Gorgue Culac González a El Cascote News.
«es un argumento prácticamente irrefutable… el Derecho es lo que tiene, es un monstruo grande y pisa fuerte»
Gorgue Culac González, experto de la Universidad de Hofmann
Sobre el 11% restante, aún está por determinarse la razón por la que esos fundamentos se mantuvieron enhiestos ante la referencia de una ley por la parte contraria. Las estimaciones sugieren que pueden haber respondido con otro número de ley, o que simplemente asesinaron a su contrincante: «todavía se están procesando los datos, faltan llegar las urnas de Necochea; tengan en cuenta que esta es una empresa sin fines de lucro… si fuese por plata, todavía».
«todavía se están procesando los datos, faltan llegar las urnas de Necochea; tengan en cuenta que esta es una empresa sin fines de lucro… si fuese por plata, todavía»
Gorgue Culac González