Empleado de una empresa posa más de la cuenta su pulgar en el detector de huella y muere al instante

En la mañana de ayer, Mojamed Salahme, nacido en India pero de padres uruguayos, entró a su trabajo en Montevideo, capital del país, como todas las mañanas. Lo que no sabía es que esa mañana no iba a ser una mañana más: iba a ser la última de su vida.
«Moja», como le decían sus compañeros, se dispuso a «marcar tarjeta» posando su pulgar en el detector de huella. La voz de español castizo que habla por el citado aparato repitió setenta y cuatro veces seguidas: «intente de nuevo, por favor».
«Yo le decía al pibe: es huella digital, no tenés que apretar como si fuera un boton», relata Mildo Aneiro, guardia de seguridad de la empresa.
«Yo le decía al pibe: es huella digital, no tenés que apretar como si fuera un boton»
Declaración del guardia de seguridad de la empresa a El Cascote News.
Salahme presionó con vehemencia el instrumento y, un minuto después, se desvaneció cual Marty McFly en las fotos de la saga cinematográfica Volver al futuro (1, 2 y 3).
Escalofriante. Se piensa que el protagonista de esta historia puede haber viajado en el tiempo y estar en 1995, evitando mirar el penal del futbolista oriental Álvaro Gutiérrez en la final de la Copa América de ese año, contra Brasil. Pero legalmente, está muerto.